Un nuevo estudio revela que los dueños de mascotas están registrando cambios de comportamiento en sus animales, y que se preocupan por los efectos del confinamiento en sus fieles compañeros.
La pandemia de coronavirus continúa avanzando, y muchos de nosotros hemos recurrimos a las mascotas para sentirnos más acompañados durante este difícil momento de la historia.
De hecho, como las personas están más tiempo en sus hogares, la adopción de mascotas, en especial de perros, ha aumentado en todo el mundo, desde Canadá hasta la India. En EE. UU, entre marzo y septiembre de 2020, la cantidad de mascotas adoptadas de forma temporaria aumentó un 8 por ciento, según PetPoint, agencia que recopila datos sobre la adopción de mascotas.
Si bien no hay duda de que tener una mascota es muy beneficioso para la salud (reduce la presión arterial o el estrés, por ejemplo) el vínculo es complejo, y aún no se sabe cuáles son las consecuencias de un confinamiento tan largo para las mascotas y sus dueños.
Para averiguarlo, un grupo de investigadores de España, Israel y el Reino Unido realizaron encuestas en línea a dueños de mascotas en sus respectivos países. Sus estudios, publicados en tres revistas científicas independientes, revelaron que, en general, nuestras mascotas han sido de gran ayuda durante la cuarentena.
Sin embargo, la investigación también expuso algunos datos preocupantes: los dueños de mascotas temen por el bienestar de sus animales debido a las restricciones por la pandemia. Además, algunas mascotas ya han revelado signos de estrés, como incremento de ladridos, miedo a ruidos fuertes o repentinos y ansiedad cuando se quedan solos en la casa.
En abril de 2020, Jon Bowen, especialista en comportamiento, del Royal Veterinary College de Londres, indagó a 1.297 dueños de perros y gatos en España acerca del vínculo que tenían con sus mascotas y del comportamiento reciente de sus animales. La mayoría de los dueños afirmaron que sus mascotas habían sido un “apoyo fundamental” durante la pandemia, pero el 62 por ciento de los encuestados sostuvo que la calidad de vida de su mascota había disminuido. Un 41 por ciento también informó haber observado cambios de comportamiento en sus animales durante la pandemia, sobre todo aquellos perros que ya habían tenido problemas de comportamiento en el pasado.
Según varias investigaciones, los perros tienen emociones y pueden absorber lo que sienten sus dueños, en especial si el dueño depende emocionalmente de ellos, comenta Bowen, cuyo estudio apareció en el Journal of Veterinary Behavior en mayo de 2020.
“Fue realmente interesante comprobar que los hallazgos de los tres estudios eran muy similares”, expresa Emily McCobb, profesora asociada clínica de la Facultad de Medicina Veterinaria Cummings de la Universidad de Tufts, que no participó en ninguno de los estudios. “Son cosas muy parecidas a las que suceden aquí en los EE. UU., al menos según las anécdotas relatadas por los dueños.
“Cada vez se adoptan más mascotas y las personas recurren a ellas para que el aislamiento no sea tan angustioso”, expresa McCobb. Y agrega que, según su experiencia en la veterinaria, “los más afectados son los animales que ya tenían problemas de comportamiento antes del confinamiento”.
Nuevas ansiedades
En abril y junio de 2020, Elena Ratschen, profesora titular de la Universidad de York de Inglaterra, realizó una encuesta a 5.926 personas en el Reino Unido en la que indagó sobre la salud mental, bienestar y aislamiento, así como sobre el vínculo afectivo con sus mascotas.
La encuesta, publicada en la revista PLOS ONE en septiembre de 2020, consideraba como mascota a cualquier animal de compañía, como peces, aves, perros, gatos y pequeños mamíferos. La mayoría de los encuestados, -el 91 por ciento de los dueños de perros, el 89 por ciento de los dueños de gatos y el 95 por ciento de los dueños de caballos y animales de granja- afirmaron que sus mascotas “eran una fuente importante de contención emocional”, cuenta Ratschen.
Las personas que normalmente eran más susceptibles a problemas de salud mental respondieron que los vínculos con su mascota se habían consolidado desde el inicio de la pandemia.
Además, los dueños de mascotas en general expresaron que ahora se sienten menos solos y aislados. Esto se explica porque las mascotas tienen un “efecto amortiguador”: si bien no pueden reemplazar nuestras interacciones sociales con otros humanos, son capaces de llenar ese vacío.
Sin embargo, tanto los estudios de España como los del Reino Unido detectaron que los dueños de mascotas están preocupados por el bienestar de sus animales; se plantean si su perro está haciendo suficiente ejercicio, si podrán obtener la comida que necesitan, si tendrán acceso a atención veterinaria, quién cuidaría a la mascota en caso de que se enfermen y cómo se adaptará la mascota a la vida después de la pandemia.
Los cachorros no son la panacea
Ratschen afirma que los resultados no respaldan la generalización de que las mascotas evitan que desmejore nuestra salud mental y la sensación de soledad.
“En general, la evidencia sobre los beneficios de las mascotas es un poco ambivalente, tanto en los estudios previos a la pandemia como durante la pandemia porque la gente tiene muchas preocupaciones y temores relacionados con sus mascotas”.
Es decir, tener un cachorro no necesariamente ayude a atravesar la pandemia de una manera más saludable, como muchos pueden creer.
Megan K. Mueller, profesora asistente de interacción humano-animal en la Escuela de Medicina Veterinaria Cummings en Tufts, coincide con esta opinión.:09
“Muchos hacen la siguiente ecuación: ‘¿Te sientes solo durante la pandemia? ¡Deberías conseguir una mascota! Pero la cuestión es mucho más compleja, y la ciencia está empezando a confirmarlo”, dice.
Mejorar las relaciones entre mascotas y humanos
Liat Morgan, becaria postdoctoral en la Universidad de Tel Aviv, encuestó a 2.906 dueños de perros israelíes de marzo a abril de 2020. Los resultados demostraron un aumento significativo en la demanda de adopciones.
Según cuenta Morgan, lo más sorprendente es que casi el 80 por ciento de las personas que adoptaron un perro en 2020 ya habían pensado en adoptar y “sabían en lo que se estaban metiendo”. Esto sugiere que las personas no llevaban una nueva mascota a su hogar de forma espontánea.
Como el de Bowen, el estudio de Morgan también reveló que si una persona siente que su calidad de vida ha disminuido es probable que conciba que el comportamiento de sus mascotas también ha empeorado, incluso si no es ese el caso.
“En verdad no importa si el perro se comporta mal objetivamente. Lo que importa es la actitud del dueño”, dice Morgan.
Morgan explica que cuando los perros no paran de ladrar, por ejemplo, las personas suelen abandonarlas.
Por suerte, según el estudio, publicado en noviembre en la revista Humanities and Social Sciences Communications, la mayoría de los encuestados, incluso aquellos que sintieron que su calidad de vida había disminuido, no tenían pensado abandonar a sus mascotas.
Así y todo, al menos en los EE. UU., los expertos de la industria predicen que, a raíz de la pandemia, más mascotas serán abandonadas debido a que los dueños no pueden hacerse cargo del animal o por la falta de viviendas asequibles que admiten mascotas.
McCobb señala que, para evitar el abandono de mascotas, los gobiernos locales y las organizaciones sin fines de lucro deben brindar apoyo a los dueños de mascotas. Por ejemplo, en Canadá y otros países ya se han implementado algunos bancos de alimentos.
Aspectos positivos de la pandemia
El estudio también arrojó ciertos datos positivos.
Si bien la investigación de España reveló un incremento en los problemas de comportamiento en algunas mascotas, Bowen comenta que los datos que su equipo recogió en varios países, luego del estudio español, sugieren que la mayor parte de las mascotas no manifiesta problemas.
Al igual que Morgan, Bowen advierte que las personas que respondieron la encuesta del estudio español evaluaron la calidad de vida de sus perros a partir de su propia experiencia personal, y es probable que aduzcan que, si ellos se sienten desmejorados, sus mascotas deben sentirse igual.
“Pero cuando observamos los efectos que ha tenido la pandemia, no notamos demasiados cambios”, dice Bowen. En su encuesta, “casi ningún perro mostró nuevos problemas de comportamiento, y de los que ya tenían problemas de comportamiento, no muchos empeoraron”.
McCobb sostienen que, de aquí en más, “sería bueno mantener algunos de los cambios de estilo de vida que hemos tenido que hacer debido a la pandemia”, como almorzar en casa o pasear a los perros más seguido”.
“Los aspectos positivos son pocos, así que estaría bueno que, en la medida de lo posible, los adoptemos como hábitos”.
Fuente: National Geographic LA